La viola está formada por una caja de resonancia, con una solapa, y cuatro cuerdas tensadas sobre un puente. Se toca con un arco, como los otros instrumentos de cuerda frotada. Es algo más grande que el violín, por lo que a veces puede llegar a confundirse, pero sin embargo sus 4 cuerdas están afinadas de forma diferente (Do, Sol, Re, La) y suena algo más grave.

Se ha utilizado durante siglos para la interpretación de una gran variedad de géneros musicales. Se emplea en la música clásica, en la ópera, en la música tradicional y folclórica, en la música de cámara y en la música de jazz. Es muy versátil y se puede adaptar a muchos estilos diferentes.

La viola es un instrumento muy expresivo, con una tonalidad profunda y misteriosa. Se caracteriza por un sonido único e intenso. La voz de la viola puede ser suave y dulce o vibrante y potente. Esto la hace ideal para interpretar emociones profundas, desde la tristeza hasta la alegría.

Es un instrumento fascinante que requiere de una gran técnica para tocarlo. El músico debe aprender a controlar el arco, a sostener la viola correctamente y a afinar las cuerdas. También debe desarrollar una buena sensibilidad musical, para saber adaptarse a los diversos estilos musicales.

Por último, como curiosidad, es uno de los pocos instrumentos que se suelen leer con partituras en clave de DO, ya que es la clave perfecta para la tesitura de este instrumento.